jueves, 15 de abril de 2010

Noche...

Cuento las estrellas de mi firmamento
con la vista al cielo, separo nubes nocturnas,
la oscuridad arroja un extraño sentimiento,
ni estrellas ni luna, ni siquiera lluvia,
la nada es más horrenda que las penurias.

Ciego, busco una luz que ilumine
tan siquiera mis propios pasos,
busco palabras que tranquilizen,
unos brazos que me acobijen
y junto conmigo suspiren,
aquello que nunca se dice.

Pero topo con otra noche extraña
donde sí hay estrellas luna y nubes blancas,
pero ocurre que parecen opacadas,
cubiertas por un paño de lágrimas saladas.

Y me parece que ahí me hablan,
una débil llamada, algo que calla y no calla,
tu noche, tan injustamente maltratada,
que sin hablarme, me habla,
y yo, comprendo que quiero
ser la luz, en tu noche callada.

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