sábado, 17 de octubre de 2015

Semiótica

Intento ver tus palabras
ocultas tras un cristal
empañado de vaho triste y lluvia lejana.
Tus vocablos aderezados en contextos ficticios
frágiles,
sujetos a un supuesto sobre un supuesto,
iluminan y matan,
oscurecen y resucitan
simultáneos,
consecutivos,
retrógrados,
adelantados.

Si en la palabra rosa está la rosa;
en tus espacios,
en tus comas y puntos,
en tus dativos,
en tus verbos,
en tus adverbios
que miden —sueño yo—
la cima más olímpica,
—un "te quiero mucho" puesto aparte,
hecho a mano,
original,
flamígero—,
está entonces el significado más puro
de cada una de las cuatro letras
que un buen hado llamó "amor"...

Pero es un cristal empañado
por el vaho triste y la lluvia lejana.
Y francamente sólo espero
que vengas a este lado, quizá a mirar,
quizá a conjugar.


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