viernes, 27 de noviembre de 2015

Nocturno noviembre

La muerte le llegó en noviembre.
Cayó de cara al cielo,
con elegancia.
Dios había cerrado la bóveda celeste,
una noche oscura se le metía por los ojos
asfixiando la poca luz que aún recordaba.

Hacía calor.
Le faltaba sed.
Dicen que arañó la tierra,
la sostuvo como si temiera percipitarse al abismo de arriba.
Ensayó un aullido de animal herido;
quería conocer su voz.
Silencio.
Quiso conocer sus lágrimas.
Arena.

La muerte le llegó en noviembre
y una canción llena de pausas
se perdía, sola, en la inmensidad el vacío.


lunes, 9 de noviembre de 2015

Signo

Te amo.
Puntual. Terrible confesión
que asombra y asusta por su belleza
—la de un rayo de sol que acaricia la última noche—,
sentencia creadora, similar a la voz que se oyó primero en el caos.

Te amo.
No preguntes cómo.
Pasó.
La ventana dejó pasar demasiada luz
y fue bueno.

Te amo.
Las canciones se agotan
para describir lo que no puede ser descrito.
Ninguna tiene voz,
todas son ritmos,
pausas.

—No existe el significante
para tal significado—

Te amo.
Vacío de mí,
me quedas tú.
Supliendo un poco menos de mí en mí.

Te amo.
A momentos cortos
y espacios largos, como un sueño sin colores.
A palabras precisas
y pausas ambiguas.
A tantas ganas de estar
y tantas estrellas de distancia.

Te amo.
No preguntes cómo.
No hay significante
para tan dulce significado.


Tweet this!