viernes, 27 de noviembre de 2015

Nocturno noviembre

La muerte le llegó en noviembre.
Cayó de cara al cielo,
con elegancia.
Dios había cerrado la bóveda celeste,
una noche oscura se le metía por los ojos
asfixiando la poca luz que aún recordaba.

Hacía calor.
Le faltaba sed.
Dicen que arañó la tierra,
la sostuvo como si temiera percipitarse al abismo de arriba.
Ensayó un aullido de animal herido;
quería conocer su voz.
Silencio.
Quiso conocer sus lágrimas.
Arena.

La muerte le llegó en noviembre
y una canción llena de pausas
se perdía, sola, en la inmensidad el vacío.


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