Tus alitas, ángel,
criatura de luna, de
lluvia,
fiel retrato de
dulzura
que espera, aún, el
antes.
Ahí sangra, todavía,
la dolorosa herida,
y tus alitas se
manchan,
lloran, atrás buscan
la olvidada alegría.
Te miro, sufro.
No te digo para que no
remontes el vuelo
y no te vayas,
y no te vayas,
no quiero que caigas:
tus alitas, princesa,
no están sanas.
En silencio, un
consuelo,
amor, quiero darte.
En silencio amor,
para no enamorarme.
Callado, tierno ángel,
para no despertarte,
cuando duermas y
sueñes
con tus alitas en el
cielo
y adiós, adiós, diré
yo luego
Abrazo, consuelo, te
vas sin mi recuerdo
volando, sonriendo,
sin miedo.
Sólo quedará una pluma,
de tus alitas, que conservo.