jueves, 17 de mayo de 2012

Soneto I

Acompañas entonces mis erráticos pasos
dándole frescura a mi locura que se oculta,
a veces, y se ocupa de apagar esos rasgos
tristes, cansados, grises: lloran suerte injusta.

Reciben mis brazos tu momento catártico,
comprendo, aconsejo; entonces juego: verso.
Corazones que laten en un canto rítmico,
abismo reducido veo, es tiempo: beso.

Arrojo un día flores, doce, a tu ventana
de bronce, las recoges y preguntas, voz dulce,
quién merece tal magia, suave voz de campana

que al amor mismo mata, sus palabras conoce.
'Tú, princesa', yo digo, 'rima sin ti es vana'.
'No', lloras, devuelves la rosa. Muere, no luce.


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