jueves, 28 de agosto de 2014

Sencillez

Todo debería ser sencillo:
no más de cuatro o cinco líneas
y una sola idea clara
directa
limpia.

Pero soy yo y soy cobarde
—y la poesía es un acto cobarde
que disfraza en imágenes turbias la verdad—
y ni siquiera escribo tu nombre
en esto que tampoco es poesía;
soy yo y no puedo decírtelo fácil,
a corazón abierto,
de frente,

porque como tú también yo tengo miedo
de lo que venga después.
Y es absurdo y ridículo tener tanto miedo
de mostrar el alma,
de rajarse el pecho
y mostrar impúdico el latido
que deletrea una y otra vez
la cantidad incontable

de cuánto nos queremos.

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