martes, 24 de febrero de 2015

Titán

Y me levanto.
De aquellas regiones tan conocidas
por la costumbre,
de las que han germinado grises notas
con lágrimas bebidas al ras,
me levanto.
De la noche sin luceros,
de los laberintos casuales
cuya consecuencia es el vacío,
de las mínimas oportunidades
en máximos fracasos,
de los libros santos que al enemigo humillan,
me levanto.

Por enésima vez tomo las cuentas
y en extraños idiomas te canto, Dios,
para que alivies mis heridas.
Pero no.
Por enésima vez, también, me levanto de ti.

Caeré.
De nuevo.
Mi epíteto es la derrota.
Y me levanto: orgullo.

Mi canto persiste,
espía la victoria.
El silencio me recibe,
callan en lo Alto y en lo Bajo;
el infinito es vacío.

Y a cada caída, con más furia levanto el rsotro.
Derrota segura:
hacer bella a la Muerte hermana.

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